martes, 12 de febrero de 2008

La decadencia de la poesía

Por los últimos 40 y tantos años, desde que tengo conocimiento de la poesía y de la vida literaria, he notado un constante decaímiento y creo que más en la poesía que en cualquier otro género literario. En mi desagrado por la visualización, he hecho ciertos análisis y comparaciones y sé que hay muchas razones para que ello suceda.

Ojeando algunas de las críticas que han hecho otros, cada cual dice algo diferente al respecto y todos ellos tienen razón en lo que dicen. Empezando por el modernismo que nos mantiene ocupados con toda su sofisticación electrónica, hasta el grado de pobreza económica donde se encuentran enterradas nuestras masas. La evolución general de los pueblos ha dado cambios enormes pero estos cambios deberían ser savia adicional para la inspiración y en vez de deteriorarse, hacerla florecer.

La poesía se ha convertido en un embalaje. Cada escritor busca en el diccionario las palabras que nadie usa para crear algo distinto, mientras que ponen muy poca atención a la rima y a la métrica que por siglos han sido las que han dado belleza y armonía al pensamiento rústico. La metáfora y otras herramientas literarias pensé que se usaban para dar color y lucidez a las palabras sencillas expresadas. Mas, estamos viviendo en una era completamente metafórica donde hay que buscar palabras sencillas para desoscurecer las metáforas y otros.

Hay muchos letrados que se enorgullecen en llevar una enciclopedia en la cabeza. Yo pienso como el famoso Henry Ford, quien decía que el cerebro hay que mantenerlo lo más libre posible porque la función principal de éste era la de hacer decisiones, y no un sitio de almacenamiento. No hay nada malo en conocer pero se hace gran daño cuando no conocemos a quienes nos quieren conocer. Nos encerramos en un mundo sólo de nosotros, en un mundo abstracto cuya luz se queda en el interior de nosotros.

Hoy, es hasta difícil encontrar una editora que quiera publicar un libro de poesías. Hay temor porque no hay ventas. El pueblo no quiere comprar un libro para el cual ni aún el diccionario les puede ayudar a entenderlo. Sin la aceptación del pueblo la poesía es como una flor sin sustento diario; sin agua, sin aire, sin tierra. Y como dije anteriormente, se convierte en un embalaje, en un género vacío. Hasta los declamadores que tanto auge dieron a la poesía tres o cuatro décadas atrás, no se atreven a interpretar lo que escribimos hoy. Aquellos que aparecen se dedican a declamar mayormente poemas del ayer.

Al mundo, hoy más que nunca, le hace falta un resplandor como pudo ofrecer la poesía por cientos de años. A través de todos nuestros países hispanos hay muchos buenos pensadores que deberían ser menos orgullosos de los finos y abstractos pensamientos y ser más sensitivos con las necesidades de pueblos sedientos por entendernos.